DICURSO DE AGRADECIMIENTO A ROTARY CLUB "CAVANCHA" DE IQUIQUE POR DISTINCIÓN COMO MIEMBRO DE LA "LEGIÓN PAUL HARRIS", ENTREGADA EL 18-10 2008

 Cuarenta y nueve años antes que el genial escritor griego Nikos Kazantzakis en su novela cumbre pusiera en boca de Pope Fotis su célebre sentencia axiológica, al humilde Manolio: "...Fíjate bien en esto : una buena acción, aún hecha en el más recóndito desierto, repercute en el Universo...", cuarenta y nueve años antes de lo recién citado, en el lejano 1905 del Chicago estaunidense, con ruidosos tranvías y edificios que ya retaban al cielo, un joven llamado Paul Harris se reunió con tres profesionalesy comerciantes y proyectando su anhelo de servicio al prójimo, centrado en la amistad que debía macerarse en interacción y sin ocultos intereses, funda el primer ROTARY CLUB del mundo. Hoy sobrepasando este tercer milenio, pronto serán dos millones de seres, repartidos en el planeta, agrupados en el afán silencioso de servir sin estridencias, en todo tiempo, circunstancia y lugar, constituyendo fehaciente prueba de la premonición de Harris y confirmada después por Kazantzakis: "...una buena acción, aún hecha en el más recóndito desierto repercute en el Universo..."
  No en vano, entonces, sobrepasado los cien años de ese sueño probado, rotando la tolerancia e integridad, de algún modo, como dice la penúltima divisa vuestra no han vacilado en "señalar el camino", centrados en humanidad de ayudar y estimular, constribuyendo a construir por dentro, la criatura humana y probando, además, que son las acciones del hombre, cumplidas en transparencia - y no la mera palabra echada a vuelo emocional. - los que forjan el más fehaciente retrato espiritual y ético del ser.

FRATERNALES AMIGOS ROTARIOS:

   Que esta breve reflexión de quien aprendió del tronco familiar la superación del sueño dejado como herencia de un profesor, inicialmente de niños, también de adolescentes y luego de adultos, acrisolando Universidad, de un ex hombre público que como tantos sólo enriqueció su esperanza en la futura y definitiva sonrisa humana y de un poeta que siempre amará el mar, porque en su constante oleaje subyace el latido de la libertad con que se nutre la criatura, sirvan, inicialmente, de reconocimiento por lo que Uds hacen y forjan, sirviendo a los demás, en un mundo donde la materialidad del pragmatismo utilitario hacen trastabillar la travesía de la gran aventura de la condición humana.
  Y finalmente que estas líneas sean de testificación y agradecimiento por el gesto vuestro de distinguirme, en una legión de Honor, entre tantos innumerables y anónimos, que han transitado su vida, sostenidos por el mismo propósito existencial.

  ¡Gracias!

 ¡Muchas gracias!