El pan un ruiseñor ausente
en el estómago;
la calle un maltrecho ataúd
que espera;
la fatiga una ruleta que da vueltas y vueltas;
una quejumbrosa procesión de ollas
se arrastra por los patios;
al humo de las maestranzas
lo mataron
a las doce meridiano;
polea, chancadora y polipasto
mueren sin aceite en las arterias;
cierran las puertas, las ventanas
los pozos, las duras "canchas";
entre dos y treinta y cinco grados
clavetean
la miseria;
Abren el horizonte raso
al polvo y la ventisca
a la madera sin chasquido,
no hay humo; no hay bandera;
a tenderse todos: a morir
y quedarse sin más discurso
que una corona de hojalata
encomendada
o huir;
Año treinta
Crisis
Hambre.